Ir más allá de la superficie

LA PRIMERA MORADA 

Es dificil sobreestimar la importancia de entender el papel del símbolo del castillo en el texto de Teresa, El Castillo Interior. El castillo representa al ser humano. Conforme la persona entra en sí misma, es el inicio de la espiritualidad, la interioridad humana. Es esencial para entender, aun en una forma mínima, donde se inicia todo esto. El ser humano esta hecho para ser uno con Dios. Teresa describe este destino conforme se mueve hacia el centro del castillo donde reside Dios. Dios es el llamado para todos los seres humanos. Todas las enseñanzas de Teresa fluyen de esta verdad básica.

Usando el símbolo del Castillo, Teresa dirige el propósito de la existencia humana. Necesitamos pasar por una experiencia de purificación y transformación de las siete moradas para completar este pasaje en el misterio del amor de Dios. Este reenfoque es un movimiento de nuestro yo como el centro de todo hasta poner a Dios como el centro de todo.

Estamos invitados para entrar en el castillo, que somos nosotros mismos. El viaje es un proceso gradual de iluminación que reenfoca la dirección básica de nuestra vida. Nuestra falta de conocimiento de las cosas espirituales no importa. La gracia de Dios tiene una forma para aplastar la ignorancia y la resistencia. Esta iniciativa divina busca restaurar la libertad y la alegría del Paraíso. El corazón humano permanece sin descando y siempre buscando. El retorno a la unidad original con Dios en el centro de toda realidad es la única fuente de paz verdadera.

Al describir esta búsqueda, Teresa es incansable al enfatizar el autoconocimiento. Solamente podemos conocernos verdaderamente en relación a Dios. Mientras que el autoconocimiento es importante en todas las moradas, es preeminente en la primera morada. El viaje no iniciaría sin ella. El autoconocimiento abre a nuestro destino. Se vuelve la vara de la medida, la base de los valores verdaderos de la meta real de la vida. Esta es la razón de porque es importante el autoconocimiento. Es la expresión de nuestra realidad. En nuestra relación con Dios, nosotros somo la criatura totalmente dependiente. Dios es el creador todopoderoso. Nosotros somos los pecadores. Dios es el salvador amoroso y misericordioso.

Por medio del autoconocimiento, conocemos sobre la presencia íntima de Dios en toda la vida. El misterio de Dios se despliega desde nuestro interior. Todos los eventos externos de la vida se abren a la actividad de Dios llamando a cada persona a la plenitud de la vida. El autoentendimiento de Teresa está encajado en cuatro realidades: su persona, Dios, oración y vida. Todos están entremezclados. Este viaje hacia el interior empieza con la visión fundamental sobre estos elementos. Todos ellos son la apertura a la primera morada.

La primera morada, como las otras seis moradas, está enraizada en la llamada nunca-cambiante del amor de Dios. El problema particular es que el individuo está afianzado en las cosas superficiales de la vida. El sobre-involucramiento en las cosas mundanas y los placeres es la norma dominante del comportamiento. A las adicciones y los apegos se les une la ambición y otras formas de autoindulgencia y autopromoción para cegar a las personas de la presencia de Dios.

Independientemente de la conciencia de las personas, Dios está siempre presente para los individuos en una oferta permanente de amor. Un indicio de lo trascendente abre la ventana solo para un leve rayito de luz. Sin embargo, esta penetración ocurre, la aceptación de esta llamada es la entrada en el castillo. El viaje empieza. Esta es la acción mayor de la primera morada. Sin este primer paso nada sucede. La conversión de esta primera morada es la primera de muchas conversiones a lo largo del viaje. Cada conversión es un siempre-profundo enamoramiento de Dios.

El crecimiento continuo del autoconocimiento aumenta el primer sentido de la trascendencia, la apertura hacia el infinito. Esta primera débil conciencia de Dios abre el camino. Esta experiencia lleva a la pregunta, ¿Quién soy yo en relación a Dios? Esto está basado en dos experiencias del corazón que se repiten. Primero, hay un sentido de futilidad. Eventualmente, un hambre básica insatisfecha en el corazón lleva a la pregunta, “¿es esto todo lo que hay?” Segundo, hay un anhelo en el corazón por lo real, por algo más auténtico.

Teresa lo describe de este modo. “Es una lástima y un infortunio que por nuestra propia falta no nos entendamos a nosotros mismos o no sepamos quienes somos. ¿No mostraría gran ignorancia si a alguien le preguntaran quien es y no sepa contestar, y que no conoció a su madre o a su padre o de qué pais vino? Bien, esto sería extremadamente estúpido, somos incomparablemente más cuando no tratamos de esforzarnos por saber quienes somos, pero nos limita para considerar solamente toscamente estos cuerpos. Porque tenemos corazón y porque la fe nos dice que tenemos almas. Pero nosotros raramente consideramos las cosas preciosas que se pueden encontrar en esta alma, o quien mora dentro de ellas, o su gran valor. Consecuentemente, se hace pequeño esfuerzo por preservar su belleza.” (Castillo Interior 1.2)

Teresa insiste que la oración es la forma de avanzar en todas las moradas. El único problema en la primera morada es el fastidioso compromiso para honrar, posesiones y asuntos de negocios junto con las otras atracciones engañosas del mundo. Este es un verdadero curso de obstáculos para la oración frágil. Es dos cosa, no familiar y poco profunda en sus primeras etapas. Es similar al jadeo de un nadador para tomar aire y evitar la asfixia. Aun así, este es el crítico primer paso en un largo viaje.

Ultimadamente, Jesús empieza a venir a la conciencia del individuo. Como la semilla de mostaza, la conciencia sobre Jesús empieza a crecer y expandirse. El individuo lentamente empieza a ver que Jesús es verdaderament el camino, la verdad y la vida en el viaje hacia el interior.

Uno deja la primera morada al soltarse del paralizante y agobiante apego mundano. La oración empodera esta libertad inicial que siempre es parcial e incompleta. Aun cuando uno se mueve hacia las siguientes moradas, la atracción de los apegos mundanos es un verdadero obstáculo en el momento de avanzar. El individuo trae un gran cargamento destructivo de su antiguo estilo de vida a la segunda morada.

Una nota final en el inicio agregará entendimiento al mensaje de Teresa en su texto clásico. La descripción fundamental de crecimiento es el viaje interior por el sendero de cada una de las siete moradas. Sin embargo, Teresa tiene otra visión que es central para su mensaje. A través del castillo interior, Teresa usa los símbolos del Castillo, Cristo y el matrimonio espiritual para resaltar tres manifestaciones críticas del crecimiento en el camino hacia el centro de la persona que es donde Dios reside. Esta enseñanza es una parte importante del mensaje. Teresa señala los tres eventos especiales que son elementos de progreso, tres avances fundamentales en el viaje a casa. En este primer paso, la persona, de alguna manera, se da cuenta que está hecha a imagen de Dios. Esto refleja el papel crítico del autoconocimiento que empieza en la primera morada. Uno comprende lentamente que la meta es vivir en Dios. Esta verdad profunda está al filo de la conciencia en la primera morada. Es como la luz serpenteando a través de todos los obstáculos al final de un tunel que está inmerso en la oscuridad. El verdadero progreso lo hace más y más brillante.

Una segunda experiencia de crecimiento es descrita en la quinta morada. La persona nutre una fuerte relación con Cristo. Entrar en el Castillo lleva a un contacto mínimo con Jesús. Esta relación crece constantemente en el movimiento hacia la quinta morada donde está una actividad central revelada en la transformación del feo gusano en la bella mariposa. Esto revela la configuración de la persona en la imagen de Cristo.

El crecimiento completo del proceso es la unión mística con Dios en la séptima morada. Esto es el matrimonio espiritual. Cada una de estas etapas de crecimiento tienen una relevancia especial en la peregrinación hacia Dios que es El Castillo Interior.
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