Vigésimo tercer domingo del tiempo ordinario

Mateo 18: 15-21
Queridos amigos, el mensaje de hoy de perdón y reconciliación es donde el Evangelio se vuelve concreto, donde se mira la cruda verdad.

Este mensaje es parte de una sección especial (Mateo 18:1-35) en la iglesia como comunidad. La comunidad cristiana está hecha de seres humanos defectuosos que tienen una gran necesidad de sanar las siempre-presentes diferencias y conflictos que surgen. Jesús presenta un programa de visión profunda y sabiduría.

Cuando el conflicto aparece Jesús nos pide acercarnos con humildad y perdón radical. Recuerden el consejo del Sermón en el Monte (Mateo 5:7). Hay toda clase de enseñanzas sobre pedón y reconciliación. Una realmente relevante en el caso de hoy es, “¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.” (Mateo 7:5)

Segundo, el consejo de Jesús es sacar a luz el conflicto o el daño, exponerlo a la luz del día. Llegar al pecador con amor y vulnerabilidad con frecuencia nos ayuda a ver las cosas desde otro punto de vista. Con frecuencia vemos que no hay solo dos lados en cada historia. Algunas veces hay seis o siete formas de interpretar la realidad.

La enseñanza de Jesús es para alejarnos de la tentación de ser la víctima. La víctima busca dividir no sanar. Cuando somos la víctima, abordamos el problema diciendo a otros cómo hemos sido dañados. En esta forma promovemos la desorganización de la comunidad. Lo que realmente estamos haciendo es buscar poder para controlar a los demás.

Jesús nos pide involucrar a los demás en una forma totalmente diferente. Solamente después de que hayamos buscado personalmente la reconciliación, entonces podremos involucrear a uno o dos en una forma positiva. La meta no es el castigo y el control sino el perdón y la compasión.

Esta es la cosa del Evangelio. Jesús precede esta lección con la historia del pastor que deja las noventa y nueve ovejas para ir a buscar a la oveja perdida. Esto es seguido por la respuesta que le da a la pregunta de Pedro de cuantas veces necesitamos perdonar. Jesús dice que no debemos perdonar solamente siete veces sino setenta veces siete que significa sin límites.

Sin embargom, Jesús tambien enseña que hasta el final tendremos cizaña en medio del trigo. Por el bien de la comunidad podría ser necesario remover a los que no se arrepienten de la comunidad. Pero aun en este caso, deberíamos seguir dispuestos, y donde sea posible, buscar la reconciliación.

Finalmente, Jesús nos enseña a traer a todos a orar. Como mi buena amiga Santa Teresa de Ávila nos enseña, uno de los grandes regalos de la oración es el autoconocimiento. Es con este regalo que podemos enfocar la vida en comunidad con una humildad más profunda y una disposición más grande para no ser el primero en lanzar la piedra. (Juan 8:7)
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