Sexto domingo de Pascua

(Juan 14: 15-21)

Queridos hermanos. Durante la temporada de Pascua la primera lectura en la misa es tomada de Los Hechos de los Apóstoles. Todo el resto del año, la primera lectura es del Antiguo Testamento. Los hechos de los apóstoles es un libro sobre el nacimiento y crecimiento de la Iglesia. Tambien es una revelación de lo que le sucede a la gente cuando entienden y se comprometen con el Misterio Pascual, la Muerte y la Resurrección de Jesús.

Los hechos de los apóstoles es una historia muy fascinante. Hay dos personajes principales, Pedro y Pablo. Hay pocos momentos idílicos en el inicio donde todos estan reposando en armonía y paz. Ellas son efímeras. Rapidamente hay un cambio a la realidad que es muy expresivo de la condición humana en la parábola de la cizaña y el trigo.

Una pareja que se mantiene dando todos los ingresos de una venta de una propiedad para el monedero común. Ellos mueren en el punto.  Las viudas griegas rapidamente se vieron como las víctimas del prejuicio  en la nada perfecta nueva comunidad Cristiana. Ambos Pedro y Pablo se encuentran cuestionados por su ortodoxia por la oficina de Jerusalén.  En la opinión de muchos su apertura a los extranjeros es peligrosa para la fe.

 Este problema lleva a una mayor división en el inicio de la comunidad. La elección volatil que confronta la nueva comunidad en una manera muy poderosa es esta: la nueva realidad del mensaje de Jesús es simplemente y exclusivamente un cumplimiento de la Ley Mosaica o es una realidad completamente nueva. Esto fue un desafío para una transformación cultural que se volvió dolorosa, divisiva y violenta. Sin embargo, al final se volvió totalmente liberadora. Pedro y Pablo fueron desafiados en cada nivel por la explosividad de este problema fundamental y formativo que dio nacimiento a la Iglesia.

El resultado fue encarcelamiento frecuente, intentos de asesinato, conflicto constante y escuadrones de la verdad que eran destructivos y brutales. Pablo tenía que escapar frecuentemente en secreto para salvar su vida. Más de una vez él fue golpeado casi hasta morir. Él tuvo suerte en este sentido. Esteban y muchos de los primeros cristianos no tuvieron tanta suerte. Ellos fueron martirizados.

Todavía en medio de todo esto se tomaron decisiones. El Evangelio fue proclamado. La Iglesia eventualmente abrazó nuevas culturas y nuevos pueblos. La jornada no era ni suave ni sencillo. Cuando Pedro y Pablo murieron después de décadas de predicar el Evangelio ya había varios miles de Cristianos fieles. Cualquier Misa Papal en estos dias tendrá 20 o 30 veces más gente atendiendo misa que aquella cantidad que se corvirtió.

Aun así, las semillas fueron plantadas en las vidas de los testigos de Pedro y Pablo.  Ellos fueron verdaderos creyentes que caminaron sus jornadas difíciles con un sentido  de alegría y maravilla en el Cristo Resucitado. Ellos tomaron de todo corazón las palabras de Cristo en el Evangelio de hoy de Juan, “No los dejaré huérfanos, sino que volveré a ustedes….El que guarda mis mandamientos despues de recibirlos, ése es el que me ama. El que me ama a mi será amado por mi padre, y yo también lo amaré y me manifestaré en él.” (Juan 14: 18, 21)

Para Pedro y Pablo la resurrección fue una realidad consumidora que llenó sus corazones con un fuego de amor que los llevó a predicar a Cristo en medio del caos, la confusión y el conflicto. Esta predicación se volvió una fuente de paz y una guia.  Derramaba un sentido de esperanza y fidelidad que fundaba una nueva iglesia en verdad y amor.

Necesitamos tomar de corazón el pasaje del Evangelio de hoy y el mensaje de esta temporada de Pascua para descubrir la paz y la fortaleza que vienen de Cristo Resucitado. Nuestra Iglesia hoy no es tan diferente. Tenemos el escándalo del abuso sexual, la división de las denominaciones Cristianas, la maldición del clericalismo y el temor de las mujeres y la lista continua.

Pero no somos huérfanos. Necesitamos volver hacia Cristo Resucitado y orar por el poder para amarnos unos a otros sobre todo lo demás en nuestra búsqueda por Su dirección y guia. No hay duda, encontraremos el camino al amarnos unos a otros.

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