Lucas 12:13-21
Queridos amigos,
El mensaje de Jesús en el pasaje del Evangelio de hoy, es claro y directo. Nada es más destructivo en esta vida que preocuparse por adquirir bienes materiales que ultimadamente son lo trascendente. El hombre con los graneros más grandes olvidó que la vida en sí es un regalo temporal en este mundo. Es un préstamo que Dios puede reclamar en cualquier momento, independientemente si nosotros poseemos una extensa riqueza de los bancos recién llenos o fuertes cuentas en el banco.
Las Escrituras Hebreas tienen una comprensión clara de lo que constituye un tonto. Esta es una persona que ha negado u olvidado a Dios. En esta historia, el descuido de Dios se manifiesta en el agricultor codicioso con la tierra muy productiva. Era rico porque tenía muchas cosechas. Era un necio porque pensaba que estaba seguro: "Tenéis tantas cosas buenas almacenadas durante muchos años, descansad, comed, bebed y sed felices" (Lucas 12,19).
Al elegir a Dios, no estamos desperdiciando nuestra vida. Seguimos usando las cosas y las posesiones. De hecho, seríamos irresponsables si no lo hiciéramos. El mensaje de Jesús para nosotros el día de hoy es aclarar nuestras prioridades. Necesitamos evitar el poder cegador y paralizante de la codicia. La búsqueda constante por más no es una puerta a la seguridad. Descubrir lo que es verdaderamente suficiente tiene que ser el principio regidor al tratarse de nuestras posesiones. Nuestra tarea tiene que estar enraizada en la verdadera sabiduría si vamos a permitir que nuestras riquezas y posesiones, ya sean grandes o pequeñas nos lleven hacia Dios.
El propietario es claramente una persona que está ensimismada. La idea de compartir nunca entró en su planificación. Apostó por su cosecha. Las posesiones materiales eran su puerta de entrada a la felicidad. Se convirtió en un tonto simplemente por no ser real. La vida es una empresa pasajera. A pesar de todas las garantías del mundo publicitario, no hay felicidad duradera mientras los directores de funerarias sigan teniendo un negocio lucrativo. Aún si ellos dejan el negocio. La muerte es universal e inevitable para todos nosotros. La elección está entre las cosas y Dios. El tonto elige las cosas.
Jesús está señalando que las riquezas pueden ser destructivas. En la vida, la preocupación por adquirir y retener la riqueza es un embotellamiento para el llamado del Evangelio. La ironía es que la riqueza a menudo conduce a sentir más inseguridad.
Al elegir a Dios, no abandonamos la vida. Seguimos usando cosas y posesiones. De hecho, seríamos irresponsables si no lo hiciéramos. El mensaje de Jesús para nosotros hoy es aclarar nuestras prioridades. Necesitamos evitar el poder cegador y paralizante de la codicia. La necesidad constante de mineral no es la puerta de entrada a la seguridad. Suficiente tiene que ser el principio rector al tratar con nuestras posesiones si vamos a permitir que nuestra riqueza y pertenencias nos lleven a Dios.
Ya sea Chace o el Banco de América o cualquier banco son simplemente un medio para un fin. Jesús nos muestra claramente que no podemos almacenar nuestros tesoros en los bancos o graneros de este mundo. La codicia y la avaricia siempre restringen el corazón a la realidad. Las posesiones crean grandes decepciones a lo largo del camino de la vida. Necesitamos aclarar nuestros valores. Necesitamos liberar el corazón para que nuestra riqueza, no importa cuán pequeña o grande sea, sea un trampolín hacia el Reino. Todas las cosas nos liberan o nos constriñen en nuestro esfuerzo para caminar con Jesús.
Todas las enseñanzas de Jesús son una guía para liberar el corazón de todo lo que no es Dios. Justo en el pasaje anterior (Lucas 12: 1-12) Jesús aconsejó a sus discípulos contra toda ansiedad, diciéndoles que Dios conoce sus necesidades y deseos. Ellos nunca estarán más allá de la providencia de Dios.
Abandonado a sí mismo, el corazón es una máquina de fabricación de ídolos. Jesús nos está llamando a alejarnos de los ídolos sea cual sea la moda. Él nos dice que confiemos en el cuidado amoroso para nuestra seguridad. Jesús fue muy claro al enseñarle a sus discípulos y a nosotros la simple verdad. Nuestros esfuerzos no deberían estar dirigidos a tener más sino a ser más como Él. Necesitamos mantener nuestros ojos en el premio que es Jesús. Esta presencia amorosa de Dios será el único boleto seguro en el paso final e inevitable a través de la muerte, que es la parte más innegociable de la vida. Debemos llenar nuestros graneros con el único grano verdadero y duradero de esta vida: confianza, servicio, compasión, humildad y amor. "Entonces dijo a la multitud: Cuidad de protegeros de toda codicia, porque aunque uno sea rico, su vida no consiste en posesiones" (Lucas 12,15).