Cuarto domingo de adviento

REFLEXIÓN DE NAVIDAD


 Tener a Cristo de vuelta es seguramente el deseo de la mayoría de cristianos. La intensidad de los “black Fridays” y “lunes de cifras” y todos los demás es tan intenso, que verdaderamente es difícil abrirse paso por entre el mensaje mientras “compra hasta el cansancio”. En un nivel personal, un gran número de personas tratan de balancear la enorme comercialización y el significado espiritual de la festividad. Una lectura seria de las escrituras nos hace tomar conciencia de que tan lejos podemos ir. El verdadero mensaje radical en Lucas y en Mateo del nacimiento de Cristo tiene una conexión mínima con el dicho superficial, “poner a Cristo de moda en Navidad”.

Nuestra interpretación del evento de la “Noche de Paz” deja poco espacio para el verdadero mensaje de Lucas y practicamente nada de espacio para la descripción de la historia de Mateo. Ambos evangelistas nos están invitando a la más profunda y verdadera dimensión de nuestra realidad, una gracia que siempre está llamándonos a salir de la oscuridad hacia la luz.

 Un punto importante para recordar es que ambos, Mateo y Lucas describen el nacimiento de Jesús como parte del mensaje completo del evangelio. El niño en el pesebre es el inicio de un viaje que lleva hacia el Mesías en la Cruz. Dios nos habla en ambos eventos que son de la única realidad: el amor salvador de Dios por nosotros. Pocas culturas captan esta verdad tan profunda al usar la madera de la cuna para la madera de la cruz en la celebración del Viernes Santo. La historia de Mateo enfatiza la conexión del nacimiento de Jesús al anhelo Judío por el Mesías como el Hijo de David. Este Mesías en Mateo es Emmanuel, Dios con nosotros. La reacción hacia el nacimiento, visto en las relaciones comerciales de los Reyes Magos y Herodes, se figuran de ante mano toda la intriga y violencia que sucederá en el viaje hacia el Gólgota.

Mientras que Lucas tiene un elemento fuerte de canto y gozo, la nota sombría en Mateo continua en el exilio a Egipto y la matanza de los inocentes. El niño de María evita la matanza por intervención divina solamente para enfrentar la voluntad del Padre en el Huerto.

La versión de Mateo sobre el conflicto del bien y el mal en la Sagrada Familia y Herodes mira hacia atrás hasta llegar a Moisés y el faraon y va hacia adelante hasta la muerte salvadora que concluye en la resurrección. El mundo que está retratando Mateo sobre el nacimiento de Jesús es un retrato de nuestro mundo de hoy en dia con nuestro desagrado por los migrantes y la esclavitud sexual, las pandillas y las familias abusivas, la enorme injusticia en la distribución de los bienes y la gran inversión en armamento.

Hemos creado una descripción sentimental y florida sobre el nacimiento en Belén que distorsiona la historia de Lucas. La versión comunmente aceptada esconde el desarraigo, la pobreza y el profundo desconcierto de María y José. ¿Cómo podría Dios permitir que su hijo entrara al mundo en semejante miseria?

Desde el momento de la llamada a ser madre, María enfrentó la ironía de la completa alegría y la maravilla en su corazón contra la continua desorientación, confusión y total desplazamiento de sus planes y eventos en su vida diaria.

Ambos, Mateo y Lucas están dirigiendo la pregunta que impregna todos los Evangelios: ¿Qué clase de Mesías será Jesús?

Nuestra celebración cultural y comercial de la Navidad está llena con una respuesta que Jesús desafió en toda su vida, ministerio y enseñanzas y especialmente en su muerte y resurrección. Él no será un Mesías aislado de los pobres y marginados envuelto en riqueza y poder. Él será un Mesías de sacrificio y servicio envuelto en pañales pobres. La salvación que Jesús ofrece como un Mesías que sufre no es fácil. Es una salvación que llama para nuestra purificación y auto entrega que lleva a una transformación personal.

El mensaje de Lucas de esperanza y gozo es más maravillosa en el contexto de este mensaje completo del Evangelio.

En el tiempo de Navidad, a solo unos meses antes de su muerte, el Arzobispo Romero capturó la profundidad de la Navidad. Él dijo, “Hoy recordamos que el reino de Dios está ahora en este mundo, y que Cristo ha inaugurado la plenitud de este tiempo. El nacimiento de Cristo da fe que Dios esta marchando ahora con nosotros en la historia – que nosotros no estamos solos, y que nuestra aspiración por la paz, por la justicia, por un reino de ley divina, por algo santo está lejos de las realidades de esta tierra. Sin embargo, podemos esperar en todas estas cosas, no porque nosotros como seres humanos seamos capaces de construir ese reino de santidad que las santas palabras de Dios proclaman sino porque el constructor de un reino de justicia, de amor y paz ya está en medio de nosotros.”

Yo tenía estas palabras sobre el mensaje de Navidad de esperanza que se volvieron muy abiertas a la vida recientemente. Yo estaba en una estación de policía llenando un reporte sobre el robo de mi teléfono celular. Cuando regresé a sentarme para esperar por el documento, una madre joven y su hijo de seis meses se sentaron junto a mí. Yo le compartí que es de locos el movimiento cuando pierdes tu celular. Ella respondió, “si quieres saber qué es de locos, necesitas tener un esposo violento y abusivo.” En nuestra conversación supe que ella era una inmigrante de un pueblo musulman viviendo en E.U. por dos años y medio. Aun cuando ambos viven todavía en el mismo edificio, la situación entre ella y su esposo es muy mala, ellos deben intercambiar al niño en la estación de policía. Esto sucede cuatro días a la semana cuando ella va a la escuela. Ella está sacando un doctorado en psicología clínica.

Lo que me impresionó de esta escena fue cuanta esperanza tenía ella a pesar de ser una mujer abusada, una inmigrante musulmana y madre de un bebé en un matrimonio fallido.
Era obvio para mí que el mensaje de esperanza y la gracia del niño de Belén es para toda la gente y en todo momento aun si ellos no tienen una etiqueta cristiana. El Verbo hecho carne ha expuesto una realidad llena de vida y amor para todo mundo en todo momento.

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