Semana Santa.

Domingo de Ramos (Abril de 2019)


Estimados amigos,

Cuando yo era joven, la Pascua significaba muy poco para nosotros. La parte verdaderamente grandiosa era la Cuaresma. El gran momento era al mediodía del Sábado de Gloria, cuando ya podíamos comer dulces y dar rienda suelta a todo lo que habíamos dejado en Cuaresma. Esto era una increíble distorsión del mensaje de la iglesia.

Hoy, tenemos otra distorsión de la pascua. El gran día es el Viernes Santo. Para muchos, cuando no para la mayoría, la Pascua es una reflexión de nuestra práctica religiosa popular. El punto que necesitamos entender es que somos un pueblo de la Pascua.

La enseñanza de la iglesia es muy clara. La Muerte y Resurrección son un solo evento. Tenemos trece semanas para celebrar en la forma más bella y solemne la realidad central de nuestra fe, el Misterio Pascual. Este solo evento incluye la Pasión, Muerte, Resurrección y Ascensión de Jesús. Este mismo evento es celebrado y experimentado en cada misa.

Nosotros tomamos una buena parte del año litúrgico para recordar esta historia. Sin embargo, esto es mucho más que una lección de historia.

En las trece semanas desde el Miércoles de Ceniza hasta Pentecostés tenemos tres estaciones del año litúrgico. El propósito principal de la oración y de la penitencia de Cuaresma es prepararnos para estar espiritualmente listos para celebrar los tres días del Triduo Pascual, de Viernes Santo a Domingo de Resurrección. Las siete semanas del tiempo de Pascua son un tiempo de oración y reflexión sobre la realidad central de nuestra fe, el Misterio Pascual, Cristo Crucificado y Cristo Resucitado.

Aquí está la línea final de todo este material. La iglesia entiende el Triduo, y la liturgia en general de esta manera. No es una recreación. No es simplemente el relato de la historia no importa que tan solemne sea. Nosotros no repetimos la historia. Esto es lo que la iglesia enseña. Nosotros celebramos el misterio y en la celebración estamos presentes en el Misterio, el evento histórico y singular. El poder del Espíritu en la iglesia nos hace estar presentes en el evento de salvación, el Misterio Pascual.

La celebración es el poder y la presencia de la gracia salvadora de Dios que viene a nuestras vidas aquí y ahora. Este evento de salvación no está partido en trozos. Es el Misterio de la acción salvadora de Dios en Jesucristo. Estamos entrando en la realidad más profunda de nuestra vida presente. Estamos experimentando aquí y ahora en nuestra adoración la presencia del amor salvador llamándonos a la vida. Cuando recibimos la comunión el celebrante no dice esto es un recuerdo del cuerpo de Cristo. Las palabras declaran la realidad. Este es el Cuerpo de Cristo.

De manera que esta semana tenemos el más especial y el más sagrado de los eventos en nuestra liturgia. Este es el tiempo más santificado para celebrar y en la celebración no solo recordamos sino que estamos presentes en la Muerte y la Resurrección de Jesucristo. Esto es lo que hace la liturgia. Nos trae a la presencia del Misterio Pascual que celebramos. No lo repetimos. Entramos en él. Es por lo que somos un pueblo de Pascua.
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