Permanecer en Necesidad de la Gracia

“Somos creados por amor y libertad, la adicción nos lo impide, y la gracia es necesaria para la salvación. Para los crisitianos, la gracia es el torrente dinámico de la naturaleza amorosa de Dios que fluye entre y a través de la creación en un auto-ofrecimiento sin final de sanación, amor, iluminación y reconciliaciónl. Es un regalo el cual podemos ignorar, rechazar, pedir o simplemente aceptar. Y es un regalo que con frecuencia nos es dado independientemente de nuestras intenciones y errores. En estos momentos, en que la gracia se nos entrega claramente sin haberla pedido, sin haberla invitado, aun sin merecerla, ahí no puede haber una respuesta auténtica sino gratitud y temor.

Es posible enfocar la gracia como si fuera simplemente otra cosa a la cual ser adicto, algo que podemos coleccionar o atesorar. Pero esta clase de entendimiento puede capturar solamente una imagen de gracia. La gracia en si misma no puede poseída; es eternamente libre, y como el espíritu que se da, fluye a donde quiere. Podemos buscarla y tratar de estar abiertos a ella, pero no podemos controlarla.

En forma similar, la gracia nos busca pero no nos controlará. San Agustín dijo una vez que Dios siempre está tratando de darnos cosas buenas a nosotros, pero nuestras manos están demasiado llenas para recibirlas. Si nuestras manos están llenas, están llenas de cosas a las que somos adictos. Y no solamente nuestras manos, sino también nuestros corazones, mentes y nuestra atención están atascadas con adicciones. Nuestras adicciones llenan los espacios dentro de nosotros, espacios en los cuales podría fluir la gracia.

Es más importante recordar, sin embargo, que nos son los objetos de nuestras adicciones los que son culpables de llenar nuestras manos y corazones; culpable es nuestra dependencia de estos objetos, nuestra avaricia por ellos, nuestra obsesión por ellos. En las palabras de San Juan de la Cruz, “no son las cosas de este mundo las que ocupan el alma o le causan daño, ya que estas no entran, sino más bien la voluntad y el deseo de tenerlas.” Esta voluntad y deseo, esta avaricia y esta obsesión es el apego.”

Mi reflexión I:

El mayor punto en el libro de May es que la gracia juega un papel clave en la sanación de las adicciones. En esta pequeña selección, él empieza por describir la gracia. Es la presencia amorosa de Dios llamándonos a la plenitud. Nuestro papel es ofrecer una disponibilidad y aceptación a la llamada a una nueva vida.

Cuando estamos dispuestos y libres, la gracia trabaja y nos dirige hacia una nueva libertad que disipa la adicción. Cuando no estamos libres, ultimadamente estamos esclavizados por la adicción.

May sabe bien que hay muchas más cosas involucradas para dejar una adicción. Su punto es claro. Al final, sin gracia no hay respuesta para nuestros problemas. Teresa de Ávila estaría completamente de acuerdo con el énfasis de May sobre la gracia. El lenguaje de ella era diferente pero la realidad de un Dios amoroso buscándonos y llamándonos a la vida es central en su mensaje.

Teresa vio la oración como algo esencial para este encuentro amoroso con la llamada de Dios en la gracia. Ella tenía una gran visión de los obstáculos en la oración. Ella insistía en que debe haber orden en nuestra vida para orar efectivamente en el largo recorrido. May lo describiría como la eliminación de la adicción para crear libertad para el amor de Dios.

Teresa vio tres virtudes que van con la oración para lograr la libertad en la lucha contra las adicciones. Las tres virtudes son humildad, desapego y caridad. Ellas nos llevan a buscar la aceptación de todos los aspectos de nuestra vida. Este es el inicio del retiro de la trampa de la ambigüedad en nuestra vida que atormenta la experiencia humana. La visión de May muestra el poder de la adicción para distorsionarnos y cegarnos como una fuente obvia de esta ambigüedad.
Las tres virtudes de humildad, desapego y caridad nos llaman a la apertura y la aceptación de la vida. Somos apartados de las mentiras del egoismo, el mal uso de las criaturas de Dios y la hostilidad hacia nuestros hermanos y hermanas.

El programa de Teresa de las tres virtudes le da enfoque a nuestro esfuerzo para trabajar y cooperar con la gracia. Dios está llamándonos hacia la libertad. La humildad nos permite aceptar la realidad en los términos de Dios. El desapego nos permite usar a todas las criaturas de Dios en la forma apropiada para llevarnos a Dios. Finalmente, la caridad nos guia en el camino de Dios de amor por nuestros hermanos y hermanas. Este amor es la condición esencial del movimiento hacia el centro donde Dios aguarda por nosotros.

La visión de May sobre la gracia y la adicción hace la batalla del bien y el mal más específica y concreta. La visión de Teresa sobre las tres virtudes nos da algo con que trabajar en nuestra vida conforme enfrentamos la eterna batalla del pecado y la gracia, la adicción y la libertad.

Reflexión II:

“Todos nosotros nadamos en un oceano de amor divino y misericordia. Pero tenemos que volvernos conscientes de ello. Esto puede suceder solamente cuando dejamos ir aquello de lo que dependemos y nos abandonamos gozosamente para ese amor y misericordia. Y la última cosa que tenemos que dejar ir es el yo que depende. Cuando al fin somos capaces de hacer esto, entonces ya no hay nada de nosotros. Solamente está Dios y nosotros estamos en Él.

“Dejar ir” nunca es fácil, y nunca podemos estar completamente seguros que lo hemos hecho por el bien. La tentación de volver a agarrar lo que hemos dejado ir, de volver a nuestra “dependencia”, puede persistir como un atractivo siempre presente, especialmente cuando estamos tratando con un “apego” o “adicción” muy fuerte.

“Una cosa debería quedar muy clara: “Dejar ir” no es por ningún medio una experiencia meramente negativa. Es una forma saludable de superar la rigidez de los patrones fijos de comportamiento sobre los cuales parecemos tener poco control. Trae un espíritu de libertad y espontaneidad a nuestras vidas. Si un aeroplano está sobrecargado con exceso de equipaje, puede ser que no sea capaz de despegar del suelo. Algunas veces será necesario quitar un poco de ese equipaje para que el avión quede libre para volar. Nosotros también debemos deshacernos del exceso de equipaje para volar – eso es, levantarnos sobre nuestro ser superficial para encontrar nuestro verdadero ser en Dios.
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Silencio en Llamas, William Shannon: p. 86-87.

Gerald May, en su clásico, Adicción y Gracia, nos ofrece una valiosa visión sobre los obstáculos dentro de nuestra peregrinación a Dios. Él muestra que todos nosotros sufrimos de adicciones que roban nuestra libertad y bloquean nuestra búsqueda de Dios. La “Pizca de Sabiduría” anterior es una selección de su texto.

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