Trigésimo Tercer Domingo del Tiempo Ordinario


Lectura del santo Evangelio según San Lucas 21, 5-19


Estimados feligreses,

Conforme el año litúrgico llega rápidamente a su final, el mensaje del Evangelio es una vez más una historia del final. La semana pasada fue un final personal. Esta semana es el fin de los tiempos.

La descripción de Lucas en el Evangelio de hoy es la destrucción del templo. Es la primera de tres destrucciones en este capítulo de Lucas. Los siguientes dos son de Jerusalén (Lucas 21: 20-24) y el mundo (Lucas 21: 25-28)

Este pasaje dirige a los primeros cristianos y a nosotros. Nuestros primeros ancestros en la fe esperaban un pasaje a la gloria que fuera rápido y casi sin esfuerzo al aceptar a Cristo como su Salvador. No es así la suerte. El rechazo, el conflicto y la persecución seguían muy de cerca a su conversión. Lentamente tuvieron que cavar más profundamente en el mensaje del Evangelio para encontrar el significado en su misterioso y a veces atemorizante nuevo mundo.

Es lo mismo para nosotros. Venimos a Jesús buscando comodidad y pronto mucho de nuestro nuevo mundo es atrapado en el desafío de caminar con Jesús en el camino a Jerusalén.

El mensaje de Jesús hoy es que la lucha seguirá hasta el final. Nuestro viaje de discipulado solamente es posible si seguimos sus huellas en el camino a Jerusalén donde la muerte le da paso a la vida. El bien y el mal serán nuestro diario quehacer hasta el final. Ya sea con una llamada al martirio o tener que tratar con las leyes, ya sea la pérdida de un hijo o el proceso del envejecimiento, ya sea la pérdida de un ser querido en una adicción destructiva o la crisis de una iglesia tambaleándose en la búsqueda del Evangelio, la cizaña y el trigo serán asunto de nuestras experiencias hasta el final.

El mensaje de Jesús es muy claro sobre lo que deberíamos hacer cuando el final esté cerca. No necesitamos almacenar comida ni suministros en nuestro bunker en la montaña o en el sótano. Lo que necesitamos hacer es seguir sirviendo y amando a nuestros hermanos y hermanas en el contexto de las responsabilidades de nuestra vida.

Cuando nuestro pequeño mundo, encerrado en prejuicios, es amenazado cuando los inmigrantes ya no son más una conveniencia, necesitamos buscar justicia que reconozca su humanidad y dignidad inherente y los derechos. Cuando nuestro mundo del estereotipo y de la distorsión es triturado por el surgimiento de los gays como iguales en nuestra humanidad necesitamos huir de nuestro temor e ignorancia hacia un nuevo corazón lleno de compasión y aceptación. Hay muchos de nuestros mundos que continuarán cayendo conforme abracemos la luz del Evangelio. En el proceso necesitamos ser fieles a la lucha en el camino a Jerusalén.

La palabra que Jesús tiene para nosotros hoy es que la gracia está en la lucha. Aun, el Jesús cómodo nos asegura que es percibido gradualmente el crecimiento de conciencia de una presencia amorosa. Lentamente entendemos que hemos sido levantados en alas de águila. Los peligros que nos han obsesionado de alguna manera se desvanecen en el olvido. Jesús nos llama a perseverar, a ser pacientes, a ser fieles conforme experimentamos la destrucción de nuestros pequeños mundos de confort y prejuicios en el camino hacia el fin de los tiempos. Cuando seremos odiados a causa de Su Nombre somos llamados a permanecer fieles. No necesitamos estar temerosos. Él garantiza “Ni un solo cabello de tu cabeza será destruido. Por tu perseverancia serás salvado.” (Lucas 21: 19).



En Cristo

Padre Tracy O’ Sullivan, O. Carm.
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