¿QUÉ SUCEDE DENTRO DE NOSOTROS CUANDO ORAMOS REGULARMENTE?


La oración regular cambia nuestras vidas. La oración confronta nuestros puntos ciegos. La naturaleza de la oración personal profunda nos dirige fuera de las ilusiones cómodas y los autoengaños.

Escuchar la palabra de Dios y obedecer la voluntad de Dios son la parte productiva en la oración. Esto nos lleva fuera del egocentrismo. La auténtica oración siempre eleva la calidad de nuestra vida.

Aquí hay unos ejemplos de esta transformación interior. Muchas familias están atrapadas en la trampa de uno de sus miembros en una adicción destructiva. Cada uno en la familia sufre. AL ANON ofrece alivio pero viene con un precio de autoconocimiento y cambio personal. Uno necesita perder la ilusión de control. También desafía dos patrones: la negación y ser una víctima. La simple aceptación de que uno no puede cambiar a otra persona viene lentamente y con un sacrificio personal. El cambio en la actitud, sin embargo, es dador de vida y liberador. Esta es la clase de cosas que Dios está siempre poniendo primero en nuestra oración: movimiento de la muerte a la vida, de la ilusión a la realidad. Es el resultado de aceptar los valores del Evangelio.

En el inicio de los años 80, ya sacerdote por 20 años, fui confrontado sobre mi prejuicio claro contra los homosexuales. Yo luché contra eso. Lo rechacé. Me encolericé pero oraba. Eventualmente, empecé un viaje de aceptación y arrepentimiento.

Lo que es común en ambos ejemplos, uno personal y el otro social o cultural, es que la cuestión es traída a nuestra conciencia pero nos resistimos. Sin embargo, ahora está en la realidad. Si oramos regularmente, tenemos que trabajar duro para evitarlo. El cambio evoluciona desde nuestro “escuchar y obedecer” de la oración es el encuentro de nuestro ser con la palabra de Dios y su voluntad. Esto significa la transformación personal cuando estamos abiertos y aceptamos la llamada de Dios. El mensaje del evangelio es sembrado en nuestro corazón. Estas semillas de nueva vida están buscando siempre la oportunidad de florecer. Esta es la meta de la oración: crear un corazón nuevo a imagen de Cristo Jesús. Es un pasaje gradual del ensimismamiento a la generosidad.

El mapa de Teresa de Ávila del viaje espiritual es bastante claro. Es un movimiento incesante hacia el centro donde reside Dios. La oración lleva a un crecimiento de la conciencia de Dios llamándonos a salir de nuestro egoísmo hacia la presencia amorosa que está en nuestra verdad más profunda. El boleto para esto es el autodescubrimiento. La oración es la que hace posible esto.

Mensaje de Aceptación de Teresa de Ávila


Para Teresa, la “práctica de la oración” era la búsqueda seria de Dios. Esto lleva toda nuestra vida. La salvación de Teresa de la mediocridad fue la simple aceptación de la realidad.

“No teman” o palabras similares, aparecen en los versículos de las Escrituras unas trescientas veces en la Biblia. Siempre revelan un sentido de la providencia y presencia amorosa de Dios. Teresa entendió esta providencia amorosa como la base de la realidad. Es el centro de su mensaje en su famoso marcador de oraciones. La oración es una invitación para entrar al misterio de la presencia amorosa de Dios. Nos invita a aceptar la vida como es. Para Teresa, la experiencia de la vida nos dirige al amor de Dios. La vida es la gracia más grande. Jesús reveló este poder de aceptación cuando oró en el Huerto, “No se haga mi voluntad, sino la tuya.” (Lucas 22: 42)

Dejar ir y dejar a Dios hacer en una entrega de aceptación de la situación de nuestra vida es una pieza central del mensaje de Teresa. Esto evoluciona de un crecimiento leal en nuestra madurez espiritual. La mayoría de nosotros tenemos un largo camino que recorrer. Necesitamos continuar en la lucha. Podemos hacer nuestro camino solamente un paso a la vez.

Esta aceptación no nos hace robots. Tenemos la responsabilidad de vivir la vida al máximo con integridad y autenticidad. Hacemos esto al desarrollar nuestros talentos. Necesitamos ser atentos, inteligentes, razonables, responsables y amorosos. Eventualmente, confrontaremos la arbitrariedad y el lado oscuro de la realidad más allá de nuestro control: enfermedad, desigualdad, prejuicio, relaciones fracturadas y otras incontables dimensiones de la vida que simplemente no podemos cortar y pegar para resolver los problemas. Aprendemos lentamente que los problemas no son el problema. El problema es cómo respondemos ellos. Este es el papel esencial de la aceptación.

La oración de Teresa es una invitación a ser realistas, a estar abiertos a la vida en todos sus quebrantamientos y limitaciones tanto como a sus bellezas y maravillas. Es aquí donde encontramos a Dios y no en las ilusiones y decepciones de nuestro egoísta corazón, sino en la providencia amorosa y misericordiosa de Dios.

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